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Cultura Empresarial tradicional

Hace unos días en la UOC me tocó realizar un análisis sobre la cultura empresarial, en concreto las diferencias entre la cultura tradicional y la nuevas culturas que se van imponiendo poco a poco. No he podido contenerme y os copio aquí las características de la cultura tradicional.

¿Os suenan estas características?

a) «El jefe siempre tiene razón». Valor ampliamente extendido y característico en empresas fuertemente jerarquizadas, en las que una crítica a una decisión o a una acción de un «superior» es entendida como un ataque a la autoridad, y por lo tanto como una amenaza. Este valor esconde una fuerte resistencia al cambio y pone en peligro la creatividad de la organización, pues al margen de la frase hecha que da título a este subapartado, es evidente que el jefe no siempre tiene razón.

b) «El error se castiga». Un valor muy arraigado también, característico de empresas poco maduras. En ellas son habituales las «cazas de brujas» en busca de los culpables de las ineficiencias, que a menudo tienen que pagar con rotaciones internas no deseadas o incluso con el despido encubierto como dimisión, si se trata de altos cargos.

c) «La información es poder». Así que no la compartas, porque puede irte muy bien para mejorar tu posición. Algunas empresas están plagadas de «tratantes» de información, obtenida a menudo en reuniones de pasillo, generadoras de multitud de interpretaciones subjetivas que suelen hacer mucho daño a la organización interna de la empresa.

d) «La amenaza es un gran motivador». «Como no vendáis, esta empresa cierra en un mes». «Tú verás lo que haces, pero hay chavalitos jóvenes con ganas de comerse el mundo… y tu puesto». «Tienes dos meses para sacar esto adelante. Si no, no respondo». Estos mensajes, que aún suenan en cierto tipo de empresas, sobre todo en sectores tradicionales, como la banca, el negocio inmobiliario, algunas industrias, etc., recuerdan a los que lanzan los padres a sus hijos para invitarles a estudiar. Implícitamente, están poniendo de manifiesto la desconfianza de los que amenazan en la capacidad o el deseo de los amenazados para hacer su trabajo de la mejor manera posible.

e) «La mujer vale para lo que vale». Hoy en día siguen siendo pocas las empresas que tienen equiparadas las compensaciones para sus directivos y directivas. Y desde luego, para acceder y mantenerse a ese nivel, la mujer tiene que demostrar su talento con unos niveles de exigencia superiores a los del hombre, todo ello a pesar de que la incorporación activa de la mujer al mercado de trabajo es incesante y muy positiva.

f) «Hacerlo bien es tu deber» (no hay recompensa). Relacionado con algunos valores culturales anteriormente citados, este rasgo característico también de culturas tradicionales invita a las personas a vivir una relación estrictamente contractual con la empresa, en la que existe una retribución económica que da respuesta al trabajo que se realiza… y ahí se acaban los derechos del trabajador. «Y si encima lo haces bien, pues fantástico, pero es tu deber», es la excusa que se utiliza como argumento para agradecer el valor generado de aquellas personas que quieren vincularse con su trabajo más allá del contrato escrito.

g) «Finge que trabajas» (cuantas más horas, mejor). Un rasgo cultural tradicional, característico de la empresa española, pues en otros países europeos o de cultura anglosajona éste es un valor impensable. En cambio, en España sí es habitual reconocer el valor del profesional que «se queda por la tarde» o espera a que se vaya el jefe, aunque en ese tiempo quizá no haga nada. Las apariencias siguen siendo muy importantes.

h) «¿Qué me va a enseñar a mí este joven?». Es el mito que algunos llaman de «cualificación de las canas». Es un rasgo habitual de cultura tradicional el que las promociones internas se realicen según el criterio de «el que lleve más años». De hecho, existen organizaciones en las que una persona ya sabe cuál va a ser su carrera en la empresa, pues está casi en exclusiva relacionada con que «los años vayan pasando».

i) «Más vale lo malo conocido…», «¿por qué cambiar algo que ha dado resultados durante años?». Esto era lo que pensaban muchos profesionales del sector bancario cuando la tecnología llegó a la red comercial y les obligó a
cambiar sus hábitos de trabajo. El papel y la pluma dejaron paso a los ordenadores y a los sistemas operativos. Muchos no supieron adaptarse.

j) «El trabajo es una cosa muy seria, no te rías». En una ocasión pedimos a un grupo de profesionales que dibujaran su empresa y dibujaron un hormiguero. Otros dibujaron un cortejo fúnebre. El presidente de esta empresa familiar era «el hombre de gris», una persona que jamás iba a trabajar con un traje que no fuera oscuro, como oscuras eran la camisa y la corbata. Puede parecer algo poco importante, pero es un detalle que refleja un rasgo cultural.

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