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El efecto avión

Una vez en mi vida tuve la oportunidad de pilotar una avioneta y allí sentí una sensación que se repitió los últimos años. Yo lo llamo el efecto avión. Cuándo pilotas una avioneta existe una gran diferencia entre que tu giras el timón y la avioneta responde con movimiento.

Cada día que pasa estamos más acostumbrados a respuestas automáticas, giro el volante de mi coche  y el rumbo cambia. Se nos olvidó ya lo que costaba girar el volante cuando no había dirección asistida. No nos gusta esperar por nada, queremos respuestas  a nuestros esfuerzos de una manera instantánea e inmediata. Cuando pensamos queremos que las cosas se desencadenen como si nuestro pensamiento estuviera conectado con la realidad.

En la avioneta debes girar el volante y esperar con tranquilidad a que el movimiento se produzca, no debes tener prisa porque puede que se te vaya la mano o tiendas a dar un volantazo al ver que las cosas no responden al tiempo que tu esperabas.

Cuando trabajas con equipos este efecto se agranda y cuanto más grandes son los equipos más se engrandece el efecto. Puedes tener las cosas claras pero tus ideas tardan mucho en transmitirse, penetrar e implantarse. Cuanto más grande es la empresa más se agranda este efecto. No hay que desesperar, hay que insistir, mantener el volante en la dirección correcta y esperar a que el avión giré, sólo con tenacidad y paciencia mucha paciencia se desplazan los grandes barcos.

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3 respuestas a «El efecto avión»

El problema es lo ya acostumbrados que estamos a que esa respuesta sea automática, instantánea. En todo lo cotidiano de la vida, la respuesta a las acciones de uno suelen ser casi inmediatas, mientras que aquellas que requieren otro tempo para su reacción nos llevan a pensar que lo que estamos haciendo no está bien…¡crasso error!.
Algo para meditar y a tener en cuenta a la hora de proponer, liderar, afrontar cambios.

Gracias por el post 🙂

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